10 La sabiduría de Salomón era mayor que la sabiduría de todos los
hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto.
11 Fue más sabio que hombre alguno, más que Etán el ezrajita, que
Hemán, Kalkol y Dardá, hijos de Majol; su nombre se extendió por todos
los pueblos circunvecinos.
12 Pronunció 3.000 parábolas y proverbios, y sus cánticos fueron
1.005.
13 Habló sobre las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo
que brota en el muro; habló de los cuadrúpedos, de las aves, de los reptiles
y de los peces.
14 Venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, y de
parte de todos los reyes de la tierra que tuvieron noticia de su sabiduría.
15 Jiram, rey de Tiro, envió sus servidores a Salomón, porque oyó que
había sido ungido rey en lugar de su padre, y Jiram fue siempre amigo de
David.
16 Salomón envió a decir a Jiram:
17 «Sabes bien que mi padre David no pudo edificar una Casa al
Nombre de Yahveh su Dios a causa de las guerras en que sus enemigos le
envolvieron hasta que Yahveh los puso bajo la planta de sus pies.
18 Al presente, Yahveh mi Dios me ha concedido paz por todos lados.
No hay adversario ni maldad.
19 Ahora me he propuesto edificar una Casa al Nombre de Yahveh mi
Dios según lo que Yahveh dijo a David mi padre: “El hijo tuyo que
yo
colocaré en tu lugar sobre tu trono edificará una Casa a mi Nombre.”
20 Así pues, ordena que se corten para mí cedros del Líbano. Mis
servidores estarán con tus servidores: te pagaré como salario
de tus
servidores todo lo que me digas, pues tú sabes que no hay nadie
entre
nosotros que sepa talar los árboles como los sidonios.»
21 Cuando Jiram oyó las palabras de Salomón se alegró mucho y dijo:
«Bendito sea hoy Yahveh, pues ha dado a David un hijo sabio para jefe de
este pueblo numeroso.»
22 Jiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me enviaste a
decir. Yo haré cuanto deseas en madera de cedro y de ciprés.
23 Mis siervos los bajarán desde el Líbano hasta el mar, y yo los
pondré en balsas y los llevaré al lugar a que me mandes; allí se soltarán y
tú los cargarás, y por tu parte harás según mi deseo dando víveres
a mi
casa.»